Cuando nos instalamos en una casa nueva o pensamos hacer obra en la nuestra propia, nos centramos muchas veces en aspectos de la decoración que implican más la comodidad y estética de estancias más sociables, como puede ser el salón o la sala de estar, por ser éstos los lugares donde centramos las reuniones familiares o entre amigos.
Pero también es importante que le demos el mismo protagonismo a la cocina, puesto que pasaremos en ella gran parte del tiempo y debemos sentirnos cómodos y elegir para ello una decoración que no resulte nada cargante ni cansina, así como es fundamental que sea muy funcional, y que nos ayude a tener todo a mano a la hora de cocinar.
En la fotografía que hoy ilustra este post, me he decantado por un modelo bastante inusual, quizá por lo monótono y lineal de sus formas, pero del que se pueden sacar grandes ideas. Por un lado, y siempre que hablemos de una cocina que no sea excesivamente amplia, destaca el color blanco tanto en suelos, paredes y mobiliario; este hecho siempre lleva consigo la importancia de dar la mayor sensación de claridad, lo que contribuye a crear un efecto óptico de mayor amplitud.
Pero en este caso, destaco especialmente, el recubrimiento acristalado de todas sus puertas y cajones, un detalle que ayuda aún más en esa sensación gracias al reflejo que genera, como si casi se tratara de un espejo. Las líneas lisas y minimalistas de su diseño ocultan prácticamente la totalidad de los electrodomésticos, lo que también ayuda a crear espacio visual. Por otro lado, en vez de la mesa típica y tradicional de cocina, se ha optado por una barra alta de madera, con taburetes, que es de gran tendencia decorativa, y que queda genial orientada hacia el ventanal para poder disfrutar en todo momento de las vistas.